La falta de grandes figuras permite que O Gran Camiño se convierta en una oportunidad para recordar que hay muchos ciclismos, que también los proletarios pedalean, y emocionan. Y, tristemente también, para concluir, que la lucha de clases en el ciclismo es una ilusión. Ganó la primera etapa, en la playa de Matosinhos, un arenal vecino al gran puerto de Oporto, Magnus Cort Nielsen, un danés tan famoso por su bigote rubísimo que se tiñe de oscuro en el Tour como por sus victorias importantes, velocísimo, en Vuelta (seis), Tour (dos) y Giro.
