
Entre el IV y el III milenio antes de nuestra era, un grupo humano se asentó en lo que ahora son las afueras del municipio de Martos (Jaén). Vivían en malas condiciones higiénicas, compartiendo espacios con animales domésticos y alimentándose con productos agrícolas abonados con sus propias heces o de las reses que poseían. Esta economía agropecuaria de finales del Neolítico y principios de la Edad de Cobre (Calcolítico) produjo un aumento de las patologías infecciosas en las poblaciones, incluida la parasitosis: los huevos de las lombrices se alojaban en los intestinos de los pobladores. Ahora, el estudio multidisciplinar Primer hallazgo de Ascaris lumbricoides, publicado en la revista científica Sagvuntvm y firmado por investigadores de las universidades de Évora (Portugal) y Granada y el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, desvela “la primera contribución de parásitos intestinales procedentes de restos esqueléticos” en “un individuo del Calcolítico inicial en la península ibérica”. En concreto, se trata de una mujer, de entre 17 y 20 años, de 1,53 de altura, y que en el momento de su muerte estaba infectada por lombrices intestinales.

