Ni la inmigración, ni la política fiscal, ni las ayudas sociales. La mayor dificultad en la negociación entre democristianos y socialdemócratas para formar una coalición en Alemania no será el programa. A fin de cuentas, ambos partidos representan al centroderecha y al centroizquierda, tienen experiencia a la hora de negociar y gobernar juntos y los puntos de encuentro son mayores que las diferencias. El principal escollo puede ser el propio Friedrich Merz, líder de la Unión Democristiana/Unión Socialcristiana bávara (CDU/CDU) y llamado a ser el próximo canciller federal tras ganar con claridad las elecciones del 23 de febrero. El carácter impulsivo que se atribuye a Merz, su propensión a enconar el debate partidista y su nula experiencia gubernamental —ese a una larga trayectoria parlamentaria, nunca ha sido ministro, ni presidente regional, ni alcalde— inquietan en el Partido Socialdemócrata (SPD). Y estas elecciones, muy polarizadas para lo que es habitual en un país habituado a una relativa mano de seda en campaña, han dejado agravios y cuentas pendientes.
