Desde 2021, la inversión privada en España ha estado sistemáticamente por debajo de las expectativas generadas por organismos como el Banco de España y la Comisión Europea. Aunque el crecimiento económico del país ha sido robusto en estos años, el capital empresarial empleado no ha acompañado ese repunte del Producto Interior Bruto con la fuerza esperada. ¿Por qué? Hay una combinación de factores estructurales y coyunturales que lo explican, pero en el fondo todo apunta a la composición del PIB.
