La imposibilidad para las pequeñas y medianas empresas (pymes) de asimilar económicamente una reducción de la jornada legal máxima de 40 horas semanales a 37 horas y media manteniendo el salario, se señala por algunas organizaciones patronales como el gran obstáculo para su implantación en 2025. Sin embargo, los datos desmienten esta supuesta inviabilidad. Como se verá a continuación, no hay razones económicas, financieras o productivas para oponerse a la reducción de la jornada de trabajo. La codicia y la miopía son los únicos obstáculos que se oponen al progreso social que supondrá este avance.
