Una griposa mañana, esas que son habituales en estas fechas, entre sueño, toses y mocos, oyes aún desde la cama: “50 muertos en Canarias”. De repente, todos los conductos se despejan y pones los cinco sentidos para saber qué ha pasado. Enseguida, la duda se aclara: “Un cayuco”. ¡Ah! Vuelta a la normalidad. Duro y real.
