Keir Starmer ha aprendido de manera acelerada en apenas medio año de mandato que en un mundo dominado por las redes sociales debe actuar antes de que sea tarde. El primer ministro británico ha anunciado este martes la puesta en marcha de una investigación oficial sobre el asesinato de las tres niñas de Southport, el pasado verano, que desató una ola de violencia racista y xenófoba en diversas ciudades del Reino Unido. Axel Rudakubana, de 18 años, admitió ayer por sorpresa su culpabilidad en los primeros minutos del juicio que arrancó en Liverpool. El giro de guion puso fin a un proceso que se preveía largo y doloroso para las víctimas, pero abrió la caja de los truenos para el actual Gobierno laborista, que de nuevo se exponía a la acusación de haber puesto en marcha una conspiración de silencio. Ya no era necesario preservar información delicada sobre el asesino confeso, conocida por las autoridades pero ocultada a la opinión pública para evitar que el juicio pudiera acabar anulado.
